Las derrotas ante Turquía y Chequia por el repechaje olímpico pusieron a la selección uruguaya de básquetbol en el orgullo y asombro de los propios y en el interés de los extraños, en una especie de fenómeno parecido al del fútbol que logra atraer a públicos no tan ávidos de dedicarle dos horas por semana a sus clubes pero que suelen delirar al compás de la celeste.

Lo cierto es que la actuación fue muy superior a las expectativas previas y tomó una dimensión más grande al ver los futuros compromisos de uno de sus rivales, al cual se estuvo a una pelota de eliminar tempranamente.

También es cierto que las últimas décadas han estado bañadas por fenómenos similares para la selección uruguaya. 1984 y 1986 son las últimas -y excelentes- presentaciones de la bandera uruguaya en mundiales y Juegos Olímpicos, las máximas competiciones de la naranja a nivel global.

Al mismo tiempo, las conquistas sudamericanas se deben dirigir al siglo pasado para estar en la primera posición, tanto en 1995 como en 1997, obteniendo un bicampeonato que hoy parece sencillamente imposible. 

En este siglo, el bronce en Río de Janeiro en 2007 aparece como lo más destacado en este siglo, y, aunque parezca mentira, ya hace 14 años de esa medalla.

Sin embargo, como se escribió anteriormente, no han sido pisadas las selecciones uruguayas en casi ninguna de las actuaciones y se ha estado cerca en varias oportunidades. Esta vez aparecía como un último baile para su histórico pívot Esteban Batista, al tiempo que varios de los jugadores más destacados de los últimos años ya hace varios torneos que ya han quedado por el camino en un constante recambio generacional en el que nunca parece estar lo suficientemente bendecido por una generación ni tampoco lo suficientemente acabado como para ser un equipo fácil de derrotar.

Foto: Esteban Batista – Fuente: Estadio Deportivo.

Nicolas Mazzarino y Leandro García Morales dejaron sus lugares y asoma otra camada que mostró en los buenos minutos de Santiago Vescovi a su posible futuro principal exponente. Las actuaciones de Jayson Granger fueron brillantes, ¿pero estará vigente cuando Agustín Ubal sea una realidad?

Uruguay viajó con un plantel de un promedio de edad de 29 años y a simple vista parece un número que muestre que quedan varios años por disfrutar y potenciar con lo que viene de abajo. Sin embargo, la diferencia generacional se da en las zonas del rectángulo. 29-33-35-36-37. Esa secuencia representa las edades de los cuatro internos presentes en Canadá. Mathías Calfani parece que tendrá nuevos compañeros en el horizonte.

El perímetro parece tener otros argumentos y otras soluciones para enfrentar el presente y el futuro bajo la dirección técnica del renovado Ruben Magnano. Jayson Granger fue el goleador celeste con un altísimo promedio de 23,5 puntos por juego ante rivales que se turnaron para defenderlo. Además le agregó 8,5 asistencias por juego y una media de 2 robos. Fue secundado por Bruno Fitipaldo, la otra gran figura con la que cuenta Magnano, con 13,5 ppp. En el caso del formado en Malvín tuvo una actuación destacada ante Chequia pero no había tenido su mejor noche ante Turquía y dejó la sensación de que habiendo estado tan cerca, una jornada más fina (1/6) de él en el tiro exterior pudo haber cambiado la historia.

Foto: Jayson Granger – Fuente: Montevideo Comm.

De cara al futuro lo más promisorio fueron los 12 puntos de Santiago Vescovi, escolta de 19 años, en el segundo juego, especialmente el cierre donde tuvo su mejor pasaje como jugador de selección. Promedió 10,5 ppp en 21 minutos con un 62,5 de tres puntos, realmente como para ilusionarse.

86-95 y 79-80 fueron los resultados que quedarán en las estadísticas de un torneo que pareció ser más un comienzo que un fin y que enciende una llamita de esperanza en poder clasificar a un mundial. Sí, 35 años después.

Foto: Santiago Vescovi – Fuente: Básquet Total.

Tal como con la Selección uruguaya de Fútbol, la Federación Uruguaya de Básquetbol y las selecciones uruguayas de baloncesto confían en AZSportech para la optimización de sus trabajos y la obtención de los más óptimos resultados.

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